Camilo Echeverry y Evaluna Montaner están disfrutando de su recién estrenada paternidad con la llegada de una niña a la que han llamado Índigo. La pareja quiso vivir de cerca el nacimiento de la chiquita
, de esto viene que
la mujer del artista
decidiera ofrecer
a luz en el hogar
, con
su marido y familia.
Su padre, Ricardo Montaner, ha asegurado en una entrevista que le generó algo de incomodidad
por si esto podía poner en riesgo
la salud de su hija y de la niña, por eso dijo: «El hecho de que Eva tomara la elección
de parir naturalmente, sin no
una aspirina… Es importantísimo. Como padre
, yo decía: ‘¿No va a ser
mejor en un hospital, que tiene todo lo que se requiere
? Por si acaso…’. Mi mujer
me respondía: ‘¿Por qué no te quedas relajado
y no lo asumes como algo espectacular
, sin reflexionar
todos temores? Todo va a salir bárbaro».
Desde el comienzo del embarazo demostraron
proceder a
contracorriente, es más, no consiguieron entender
el sexo de su niño recién nacido
hasta que surgió
, y por eso se decantaron por un nombre unisex. Luego
llegó el parto en una piscina hinchable, después
una publicación donde
se tienen la posibilidad de
ver tendidos en el patio de su casa unos pañales ecológicos, no de utilizar
y tirar, sino lavables, y en este momento
el artista
hizo
una confesión tras su paso por el software
‘La Resistencia’.
El artista colombiano desveló
que su mujer se comió la placenta de su niño recién nacido
. «A mi mujer
se la encapsularon (la placenta) y se la comió», dijo
, pero a evaluar
por la opinión del artista
, no le debió de gustar bastante
, porque ha reproducido su cara en el instante
en el que se la comió. «Lo que es una cara de fascinación», dijo
entre risas.
La artista
se ha sumado a la tendencia
de comerse el sitio
en el que el niño recién nacido
crece a lo largo de
los nueve meses de gestación, no obstante
, no hay una prueba científica que demuestre que tenga provecho
. Una de la gente
que además
lo hizo
fué
Kim Kardashian en 2017, aunque ella ingirió la placenta en píldoras.
Una exploración
publicada en ‘American Journal of Obstetrics and Gynecology’ afirma que
no se encontró
ninguna prueba
científica sobre los resultados positivos de
comerse la placenta. Algunos
aseguran que
es una fuente de hierro o que contribuye a
sobrepasar
la depresión post-parto, pero nada más lejos de la verdad
. Tampoco incrementa
los escenarios
de energía, la lactancia materna, el vínculo madre-hijo o la flexibilidad
de la piel. Desde The New York Times se habla de los peligros que puede sospechar
comerse la placenta: «Muchas están infectadas. Como norma establecida
, es preferible
no comer algo que quizás
esté atestado de bacterias, más que nada
si muchas de ellas tienen la posibilidad de
ser patogénicas».